20 de febrero de 2011

Mi mejor amiga Lily

Lily llegó a a mi vida cuando estábamos en tercero medio, y ella se aburrió de su colegio de puras mujeres y llegó a la selva que significa estudiar con hombres sentados al lado, adelante y atrás de tu puesto.

Cuando la conocí, era bajita, rechoncha y tenía una sonrisa que te hacía sonreír aunque tu perro acabara de ser atropellado y arrastrado trece cuadras (historia ficticia)
Y hoy en día sigue siendo bajita (algunas cosas no cambian) aunque se niega fervientemente a usar tacos altos, ha bajado 15 kilos y si te la cruzas por la calle, más que segura te darás vuelta para mirarla. Exuda confianza y su sonrisa sigue ahí, surtiendo el mismo efecto (sonreí incluso mientras le contaba que Pepo y yo nos tomaríamos un tiempo)

Lily es la amiga que siempre está dispuesta a hacerte compañía. Ya sea comiendo chucherías a escondidas, viendo películas demasiado girly o simplemente malas, leyendo revistas de chismes y copuchas, o llorando a moco tendido porque siente que el que era tu pololo ya no te quiere...

Lily es mi mejor amiga y lo ha sido desde que teníamos 16.
Y la última vez que nos juntamos a tomar vino (chela) en su terraza (minúsculo balcón), me contó que sus padres, sus maravillosos padres decidieron separarse, después de 25 años de matrimonio.
Si me disculpan, dejo mi notebook para volver con Lily. Espero que ya haya terminado de llorar por hoy (y que haya guardado algo para no llorar en seco mañana)

No hay comentarios:

Publicar un comentario