14 de marzo de 2011

Mechones

Jamás he tenido problemas con mechones (salvo cuando trabajé por 10 meses prestándoles libros). Porque hey, yo fui mechona... dos veces.
Una vez me salvé del mechoneo porque amanecí resfriada y pasé el día acostada siendo cuidada por mi abuelita (con quien viví durante mis primeros 4 años en Santiago), tomando té con miel y dosis industriales de paracetamol.


La segunda me agarraron apenas.
Apenas = Dos huevos y harina, además de las iniciales de la Universidad en mi frente.
Logré correr y cinco horas después volví sigilosamente a buscar mi mochila y mis sandalias.


Pero este año, con 24 y decidida a sacar una segunda carrera, no voy a dejar que me toquen.
Para esos efectos, mi mamá me va a mandar su bota ortopédica y le voy a sacar a mi hermana el cabestrillo que le dieron por una lesión en el hombro.
Esos cabros no se van a atrever a tocar a alguien que cojea... espero...


Wow.
Mechona... por tercera vez... a los 24...
¿Soy yo o suena como una Loser con "L" MUY mayúscula?

10 de marzo de 2011

Mi depiladora, la brasilera y yo

Así es mis queridos, me hago la brasilera.
Empezó como algo por mera curiosidad, y como regalo para Pepo cuando cumplimos 9 meses juntos (era para poder hacerle un striptease usando... bueno, casi nada de nada), y después se transformó en algo de rutina. No pude dejar de depilarme todo, se sentía mejor sobre todo cuando hace tanto calor.
Y bueno, a Pepo nunca dejó de gustarle, claro.


Lalo siempre me pide que le muestre cómo se ve porque claro, como es hombre y gay, es muy poco probable que alguna vez pueda ver una... (no sé qué eufemismo usar aquí, pero entienden la idea) sobre todo una completamente descubierta. Pero creo que si el sexo entre dos amigos heterosexuales es lo que arruina la amistad, quizás lo que la arruina entre una mujer hetero y un hombre gay sea el que uno de los dos le muestre al otro sus partes.
Cuando se lo expuse a Lalo, el tema quedó cerrado... por lo menos hasta que volví a depilarme.


Me parece importante serle fiel a la gente en la vida. No solamente a tu pololo, a tu esposo, a tu perro o a tus hijos. Si no también a la señora que te vende el café en la mañana, a tu ginecólogo, al caballero te vende 5 mandarinas y te cobra 4, y a la gente que siempre te encuentras en al tarde cuando vuelves TODOS los días del trabajo o de la U.
Y por supuesto: a tu depiladora.


La mujer no sólo va a escucharte todas tus copuchas (es más fácil hablarle porque no conoce a la gente de quiénes le hablas), si no que, en casos como el mío, llega a lugares a los que ni siquiera llega mi ginecólogo.
Y cambiar de depiladora, puede ser... no traumático, pero es realmente una lata. Es peor que cambiar de pololo, porque tienes que acostumbrarte a una mano nueva, a cómo se maneja la cera y a si es de las que te escucha a hablar con más paciencia que psicólogo (mientras maneja cera MUY caliente), o si te interrumpe cada 5 segundos para contarte algo de ella.
La mía se llama Inge, y es de las que escucha pacientemente. Pero claramente le doy espacio para que me cuente de su vida (es lo justo, la mujer tiene que estar mirando mi entrepierna y más allá) y por lo general en una hora ya estoy más que lista.


Le he sido fiel desde hace MUCHO, y pretendo que siga siendo así.

5 de marzo de 2011

Vitrineando sentadita

Alguien dijo una vez (quizás haya sido mi no-amigo Marcelo) que vitrinear no es comprar. Y fue el mismo Pepo el que dijo "el que nada toca, nada hace" (pero claro, lo usó de excusa por haber ido a ver strippers).
Decidí por eso, dos veces a la semana sagradamente, sentarme en algún mall tomando algo rico (probablemente algo con el logo de Starbucks) mirando "pasar la vida"... además de minos wachones.
Gracias a que Lalo me acompaña de vez en cuando, he aprendido de apoco a identificar a los gays. Que por supuesto son lejos los minos más minos (o si no, miren a Lalo).


De vez en cuando (lo admito) he sacado un par de números de teléfono, haciéndome la que conozco a uno de los minos más minos (que no son gays), y teniendo una conversación como esta:


-¡Hola! ¿Cómo estás?


-Mmmhhh... ¿te conozco?


-¿No te acuerdas de mí? No conocimos en la fiesta de la María José...


-No conozco a ninguna María José, creo que me confundes.


-Oh, lo siento... de verdad... ¿sabes qué? tienes razón. El tipo que conocí era más bajito, y no tenía tanto músculo... y definitivamente no tenía tu sonrisa...


Bam bam bum. 5 minutos después sacaba un número.
Confieso que el 25% de las veces el numero es falso... y OK, a veces el tipo resulta ser gay y me dicen que el número es para Lalo (si lo conocieran entenderían)
Vitrinear no es comprar, yo vitrineado mucho y nunca he comprado nada... hasta ahora...

1 de marzo de 2011

Primera cita - Alberto, profesión irrelevante

Mi amigo Marcelo ("amigo", hace 2 años que no nos hablábamos) me concertó una cita a ciegas con Alberto. Estudió Arquitectura en la Chile, aparentemente tiene un trabajo estable, y no ha tenido una sola cita desde que terminó con su polola del colegio (hacía ya un año y medio).
Marcelo pensó que era perfecto, como los dos estamos un poco despechados, ninguno se aprovecharía del otro.
La cosa fue así:


Me vestí lo más linda que se me ocurrió: jeans pitillos, polera tornasolada larga pero ajustada (no tanto, claro), zapatos bajitos y un tapado de algodón largo. Me alisé el pelo y maquillé en tonos morados.
No sabía que esperar cuando bajé a esperar a Alberto afuera de mi edificio. Pero de alguna forma, supe que era él cuando vi un modesto Fiat rojo estacionarse.
Alberto estaba usando unos jeans oscuros, camisa blanca y una chaqueta negra. (Me gusta, me gusta)


Como no había tenido una cita en años, ignoré el hecho de que quisiera abrirme la puerta del auto, o correrme la silla en el restaurant. 
La conversación estuvo bien, hasta que se puso a hablar de su ex, Eulalia (personalmente, creo que es un nombre más apropiada para una tía abuela). Era maravillosa, empezaron a pololear a los 13 años, e iban a casarse. Ella es enfermera y a él le encantaba eso.


-Supongo que eme entiendes, ¿no?


Sorbí mi tequila sunrise (nunca tomo, pero dadas las circunstancias, al escuchar "ex" me vi en la necesidad - más bien obligación, de hacerlo) y asentí con la cabeza.


-¿Quieres hablar de eso?


Sorbí mi tequila sunrise y negué con la cabeza. No quería hablar de Pepo. No quería saber de Eulalia. Por todo lo que sabía, ya no éramos dos en la mesa y no me gustaba la sensación de que los ex estaban ahí sentados con nosotros.
Alberto siguió hablando de lo hermosa, simpática y maravillosa que es Eulalia y cómo su mamá sufrió tanto cuando habían terminado. Yo sorbía mi trago y sonreía sin decir nada.


Cuando Alberto me dejó en mi edificio, me incliné y le di un rápido abrazo en el auto. Gritó "llámame" y le hice un gesto con la mano.
Mejor que llame a Eulalia y se quede con ella.
O sea, ¿Alberto & Eulalia? La preja perfecta, los dos tienen nombre de viejo... (sin ofender)


Apenas entré a mi departamento le mandé un mensaje de texto a Marcelo: "qué estabas pensando?"

25 de febrero de 2011

21 días sin Pepo

Sí: parezco una adicta pasando por síndrome de abstinencia. Pero en vez de ponerme a vomitar, lloro como una condenada. Una vez que empiezo, ya no puedo parar. Lo único que me calma es poner unas almohadas en la cama y abrazarlas para simular su cuerpo.

Pepo fue amor a primera vista para mí.

Cuando lo conocí pensé: "Yo quiero un hombre así". Y al final del día pensé: "Yo quiero a ESTE hombre para mí".
Y nadie me lo pudo quitar (aunque no faltaron las que trataron).

Me tomó casi 2 años finalmente transformarme en su polola, pero valió toda la pena del mundo.

Pepo era perfecto para mí y hacíamos una super-pareja. Por lo menos durante el primer año. 

No podía evitar que me gustara. Todavía no puedo dejar de pensar en lo hermoso que es. Pelo rubio oscuro, ojos verdes y grandes... músculos, pelo en el pecho.

Y ni hablar de la química que teníamos... en todos lados (si es que entienden lo que digo). Obviamente no puedo darles detalles, pero puedo decirles que nunca he tenido nada de qué quejarme.

Aunque claro, no tengo un punto de comparación.

Así es, queridos. Pepo es mi primero y único. Y no me molestaría morirme con él siendo el único (oh yes, es así de bueno)
Solía pensar que vivir sin sexo me mataría (sexo con Pepo, claro). Que una vez que empiezas a hacerlo, se transforma en una parte demasiado importante de tu vida.

Pero me equivoqué. Ahora creo que una vida sin Pepo va a matarme...

21 días y contando. No sé si logre llegar a 60.

20 de febrero de 2011

Mi mejor amiga Lily

Lily llegó a a mi vida cuando estábamos en tercero medio, y ella se aburrió de su colegio de puras mujeres y llegó a la selva que significa estudiar con hombres sentados al lado, adelante y atrás de tu puesto.

Cuando la conocí, era bajita, rechoncha y tenía una sonrisa que te hacía sonreír aunque tu perro acabara de ser atropellado y arrastrado trece cuadras (historia ficticia)
Y hoy en día sigue siendo bajita (algunas cosas no cambian) aunque se niega fervientemente a usar tacos altos, ha bajado 15 kilos y si te la cruzas por la calle, más que segura te darás vuelta para mirarla. Exuda confianza y su sonrisa sigue ahí, surtiendo el mismo efecto (sonreí incluso mientras le contaba que Pepo y yo nos tomaríamos un tiempo)

Lily es la amiga que siempre está dispuesta a hacerte compañía. Ya sea comiendo chucherías a escondidas, viendo películas demasiado girly o simplemente malas, leyendo revistas de chismes y copuchas, o llorando a moco tendido porque siente que el que era tu pololo ya no te quiere...

Lily es mi mejor amiga y lo ha sido desde que teníamos 16.
Y la última vez que nos juntamos a tomar vino (chela) en su terraza (minúsculo balcón), me contó que sus padres, sus maravillosos padres decidieron separarse, después de 25 años de matrimonio.
Si me disculpan, dejo mi notebook para volver con Lily. Espero que ya haya terminado de llorar por hoy (y que haya guardado algo para no llorar en seco mañana)

17 de febrero de 2011

Lo que fue ser nerd sin gLee

A estas alturas de mi vida, con una carrera y otra a punto de empezar (y un Diplomado y un Certificado en Inglés) me da lo mismo decirlo: Me llamo Lala y soy una nerd.
Fui una nerd toda mi vida en el colegio (entre mujeres daba como lo mismo, cualquiera con frenillos era nerd) y eso me ganó el que me hicieron bullying por años. 
Tuve la mala suerte de que la compañera que peor me trataba, se cambió al mismo colegio mixto al que me cambié yo... lo que significó alargar la tortura por dos años más.


La cosa es que era nerd y me hacían bullying.
Cuando salió la serie gLee, me sentí identificada... con la diferencia de que yo no tenía un grupo de gente igual de nerd que yo que me reconfortara, y definitivamente no tenía nada que me hiciera sentir como parte de algo especial.


Me gusta cantar, canto canciones de gLee, tengo en mi iPod una lista sólo con canciones de la serie. Me encanta el programa y no me lo pierdo... pero a veces me da pena sentir que mis años de colegio los pasé sola, triste y con pocos amigos todo por culpa del bullying.
Quizás si yo hubiese tenido un lugar como el club gLee me habría sentido un poco más cómoda conmigo misma y habría hecho mis años escolares un mejor recuerdo.


Esperemos que en Psicología nadie me haga bullying de ningún tipo, aunque pensándolo bien... ellos van a tener 18, yo 24 y probablemente voy a poder ser más rápida en responderles.
Ojalá que alguien me moleste para decir algo de vuelta... la Venganza perfecta (con 10 años de retraso, pero hey... es venganza igual)

15 de febrero de 2011

Números de señoritas

Por lo general después de ver un capítulo de "Sex & the City" me dan ganas de ir a vitrinear zapatos. Enytrar, probármelo todo e irme feliz sabiendo que hay zapatos "fabulosos" que algún día voy a poder comprarme.
Desde chica siempre me han gustado los zapatos. Quizás porque mi peso fluctúa demasiado aunque yo no lo quiera, pero los zapatos nunca me han quedado apretados si tengo algunos kilitos de más.
Por eso me encantan (y las carteras también, pero eso es un tema diferente)

Pero el peor recuerdo que tengo de cuando estaba recién acostumbrándome a la pubertad, tiene que ver con zapatos.

Fui a una tienda que permanecerá anónima (salvo para mi círculo más cercano que me ha escuchado contar la misma historia una y otra vez) a comprar zapatos para una fiesta.
Yo tenía 14 años, e inocentemente tomé unos botines negros con muy poquito taco (a esa edad ya medía 1,70 y era más alta que TODOS mis compañeros, ergo nadie quería bailar conmigo en fiestas salvo Lalo) y me dirigí a una de las vendedoras:

-Disculpe, ¿tendrá estos en 39?


Me miró con cara de sorpresa. Se rió medio segundo y me miró muy seria, como si se acabara de dar cuenta de que no le estaba contando una broma.


-Lo siento... pero aquí sólo hacemos zapatos en números de señoritas.


Me dejó un poco descolocada unos segundos. Levanté las cejas y la miré fijamente. 

Podría haberle dicho un montón de cosas: "¿Qué sabe usted de ser señorita si con suerte sabe de modales?", "Una señorita no usaría ese escote", o incluso el clásico: "Métaselo por su trasero de señorita entonces, seguro le queda".
Pero no. La miré con dolor (pensé que era todavía mejor que la rabia) y dejé caer el zapato en el suelo. Toda la tienda nos miró. 

-Ups-dije mientras caminaba a la salida-supongo que una señorita lo recogería... así que me voy.


Nunca más volví a esa tienda.

Ahora me acostumbré a escuchar: "Lo siento, ese viene sólo en números chicos". Mucho más respetuoso; y yo como la señorita que soy, sonrío y maldigo a las fábricas en mi cabeza por no pensar en las mujeres de pies grandes.

13 de febrero de 2011

Starbucks y yo

Tengo una esporádica relación con Starbucks.
Cuando era estudiante (5 largos años, que a partir de marzo volverán a mí), sólo me podía permitir un café de Starbucks una vez al mes... si es que no tenía muchas fotocopias que sacar y no subían el precio del transporte público (Transantiago)

Cuando pasé semestres más relajados donde podía ahorrarme un poco de plata, me iba a estudiar a un Starbucks. Me apoderaba sin piedad de una de las mesitas redondas, y la tapaba con mis apuntes, libros, fotocopias, destacadores de todos colores y blocks para apuntes. Me encantaba.
Si hacía frío me tomaba un Venti (vaso más grande) de chocolate caliente con un poco de vainilla, y si hacía calor pedía un Frappuccino en base de té de Frambuesa o Mango.
Y sí, lo admito: me sentía MUY sofisticada, como si estuviera en EEUU en vez de Santiago (Shantiasco) Chile, y fuera una estudiante gringa de Harvard, Yale o Sarah Lawrence tomando a sorbos mi Venti de Starbucks.

Y cuando entré a trabajar, aunque me veía obligada a ahorrar el 80% de mi sueldo (por razones que ya tocaremos), parte del 20% estaba destinado a Starbucks. Y ya no tenía que estudiar ni acaparar la mesa. Me sentaba feliz con un libro de Marian Keyes (una de mis autoras preferidas) o una edición de Mujercitas (libro preferido, colecciono ediciones) tomando un cappuccino, un mocka algo o un té. Y sí, sintiéndome MUY sofistacaada, muy gringa y muy interesante.

Así me di cuenta de que Starbucks puede ayudarme a hacer mi vida fascinante e interesante, aunque sea de vez en cuando.
Y quizás algún día, Marian Keyes escriba sobre mí...

[Pepo y yo además tuvimos una de nuestras primeras citas en Starbucks... pero acordarme de eso sólo me dan ganas de llorar]

11 de febrero de 2011

Historia de una silla y mi trasero

Partamos de la siguiente premisa: Mi trasero es plano. Tiene un par de músculos aquí y allá, se podría decir que algo de forma tiene y que no tengo demasiados problemas rellenando la parte trasera de los jeans.
Pero básicamente no hay demasiada carne en esa área (sin importar lo que Pepo siempre me haya dicho... y no me dirá por dos meses...)
Mi trasero es plano.

Ahora que estoy yendo al gimnasio, en parte porque es verano, en parte porque no tengo nada más que hacer y en parte porque no quiere tener que sentarme a pensar que el amor de mi vida podría conocer ala mor de su vida en los próximos dos meses, se me ocurrió ir a la clase de spinning.


Spinning. Hacer bicicleta mientras una joven anoréxica te dicta órdenes y grita como histérica tratando de darte ánimo...


Sé que le he dado 3 oportunidades al spinning anteriormente, y las 3 veces resultaron ser horribles (una de esas veces incluso me fui en mitad de la clase).

Hoy día fui con todas las ganas de que me gustar, pero a los 20 minutos recordé por qué no había caso: la silla de la bicicleta es un crimen contra los traseros planos.

De hecho, un crimen contras los traseros femeninos y ya.

Juro que me salieron callos y ampollas... bueno, no lo juro pero estoy segura que en 3 clases será mi realidad.
¿Quién inventó esas cosas? Estoy pensando una demanda contra ese desgraciado que usó el molde de alguien con demasiado trasero o de una modelo de 40 kilos...

Wow, qué causa sería: "Sin asientos decentes, no hay traseros"


Y aún así, sudé tanto, sentí cómo se derretía la grasa, y eso me hizo decidir que el spinning sería parte de mi rutina, 3 veces a la semana.

¿Quién sabe? Quizás logre sacar suficientes callos como para que el asiento no vuelva a molestarme...

9 de febrero de 2011

Se busca...

... ¿una buena vida?

Tengo una vida. No es mala.

Pero a veces me pregunto qué podré hacer para que sea fascinante.
Del tipo de vida que inspira a otros, aunque sea a escribir una novela sobre ellos.

Me gustaría poder ser interesante, que Marian Keyes quisiera escribir una novela sobre mí. Me transformara en un personaje irlandés como sólo los que ella puede crear y se largara a escribir sobre mí.

Mis hermanos.
Mi ciudad de origen.
Mi mamá.
Mis amigos.

Puedo escribir este blog hasta el día que me muera, pero nadie me asegura que van a encontrarme fascinante... o siquiera que van a leerme...

¿Cierto?

Pero si fuera un personaje de Marian Keyes, me gustaría llamarme... Aoife, o Maeve o un típico nombre irlandés, vivir sola en un departamento, tener 36 años y tener una fabulosa vida de soltera...


(Pero muy en el fondo, al tener 36 preferiría pasar a ser un personaje de Danielle Seel, con el romance, el amor, y el melodrama... hey ¿qué quieren? soy mujer y soy humana)

8 de febrero de 2011

Mi mejor amigo Lalo

Lalo (no, no lo estoy inventando, así le hemos dicho siempre) llegó a mi vida cuando yo llevaba viva menos de 2 años.
Ha sido mi amigo desde que me acuerdo, y aunque fuimos a colegios separados hasta los 13, nunca dejamos de juntarnos, conversar, pelar y pasarlo bien.
Adicionalmente a eso, Lalo siempre fue el único dispuesto a leer TODO lo que alguna vez se me ocurrió escribir (y a los 8 años, pueden imaginarse que eran puras chorradas)

Lalo y yo hemos sido amigos por 22 años y medio... y antes que se lo pregunten, no. Nunca pasó nada entre lalo y yo.

Aunque una vez en cuarto medio sin querer nos dimos un topón extraño. 
Fue así: yo me iba yendo del Preuniversitario en el colegio, y él estaba mirando hacia adelante. Para que no tuviera que pararse ni nada, me incliné y le iba a dar un beso en la cara, pero se dio vuelta y sin querer nuestros labios se tocaron.
Fue raro, muy freak... pero creo que los dos logramos nunca mencionarlo... en realidad fue como chistoso.

A Lalo yo lo adoro, y el hombre con quien esté tiene que aceptar eso, y saber que no va a cambiar.

Tuve 3 pololos (2 de los cuales me engañaron) que eran muy MUY celosos de Lalo. Y de hecho, me engañaron básicamente porque asumieron que yo los engañaba con él.

Pepo fue diferente desde el primer día. Aceptó a Lalo sin problemas como amigo, aceptó que siempre será parte de mi vida, y jamás dijo pío al respecto.

Nunca me acusaría de engañarlo con Lalo ni nada parecido, bastante razonable.
Siempre fue una de las grandes razones por las que lo amaba (a Pepo): me quería con toda mis trancas, mis amigos, obsesiones, problemas, deseos y frustraciones...

PS: Lalo es gay

6 de febrero de 2011

Soltera busca...

... citas. 

Corrección: Busca citas con hombre que entienda que estoy soltera por primera vez en cinco años. Que no espere sexo porque no va a conseguirlo. Que espere con suerte un topón, porque probablemente no me voy a atrever a darle más que eso. Que esté dispuesto a pagar, aunque sea lo que él comió (mínimo si le estoy entregando horas de mi vida). Que no espere que me coma una ensalada (llevo 3 meses a dieta, si me invitan a comer no va a ser pasto). Que maneje; no necesariamente un auto caro o bakán, pero que sea capaz de pasarme a buscar y a dejar. Que tenga una carrera en proceso o terminada, o por lo menos un plan de algún futuro laboral. Se descartan Enfermeros, Doctores, Cirujanos y todos aquellos a los que pueden llamarlos en la mitad de la noche por una "emergencia" (que puede usarse como excusa para una aventura o un engaño, o dejarme plantada en mi casa y/o restaurant); además de Abogados (que no saben cuándo terminar una discusión), Psicólogos (que psicoanalizan hasta la velocidad de mis pasos) e Ingenieros Comerciales (TODA mi familia estudió Ingeniería Comercial, y muero por un poco de originalidad)


Ese es mi aviso, imprímanlo, búsquenme solteros elegibles y yo les voy a ir contando qué pasa. ¡Gracias!

4 de febrero de 2011

Un tiempo

Mi pololo ("pololo", supongo) y yo tuvimos que discutir mucho eso de tomarnos un tiempo.
SI uno de los dos pide tiempo indefinido, es código de: "te dejo, te dejo, te dejo, quiero tiempo infinito lejos de ti".
Pero si pedimos un tiempo concreto: "Mi amor, necesito tomarme 2 meses para mí" (no es necesaria una explicación, pero tomarse un tiempo determinado no es más que un descanso. Más que merecido después de casi cinco años juntos.

Creí que nunca íbamos a toparnos con esa pared, pero anoche Pepo y yo decidimos finalmente tomarnos el tiempo que tanto necesitamos.

Esto significa:
-Hablar de vez en cuando para saber qué hay de nuevo.
-Salir con otras personas (pero no en serio)
-NO acostarse con otros, bajo ninguna circunstancia.
-No significa que estamos terminando.
-Prohibido cambiar el estado de Facebook.
-Prohibido twittear "estoy solteroooo".

Wow.

Hace cinco años que no salgo con nadie más... ya ni siquiera me pregunto de cómo es el tema.
Aunque creo que Pepo es el amor de mi vida, supongo que la única forma de comprobarlo es ver qué más hay allá afuera. 
Dos meses. Vamos a ver qué pasa...

[Nota: lloré por 3 horas sin parar cuando llegamos al acuerdo. 4 cervezas y 6 horas de conversa con mi mejor amiga después, logré hacer las paces con el tema y sentarme a escribir]

3 de febrero de 2011

Gimnasio


Vestirse para ir al gimnasio, no es la gran cosa.
O por lo menos no es nada especial si tienes un pololo (las solteras se pintan, arreglan y prácticamente compran ropa especialmente para realzar atributos en esperanzas de conocer a alguien mientras sudan... o eso me han dicho)

Yo en cambio me pongo una polera sin mangas, mi fiel sostén deportivo (que después de cinco años poco ayuda a sostener), y pantalones elasticados que no se ciñen a nada de mi cuerpo, y las primeras zapatillas deportivas que saco cuando meto la mano al clóset (tengo 3 pares sin contar las especialmente diseñadas para caminar y las de Dance)

Sería.
Y aún así, recibí silbidos, piropos y dos gallos X vieron que soy nueva en el Gimnasio y se ofrecieron a hacerme un tour o incluso ayudarme a "trabajar mi cuerpo" (¿quién dice esas cosas?)

Se me había olvidado cómo eran las cosas cuando vas pasando por la calle.
Supongo que 10 meses de pega te hacen eso.
A ratos me siento como alguien que estuvo 10 meses en la cárcel y está recién empezando a re-descubrir el mundo.
Y dándose cuenta de las cosas horribles que hay en las calles... y las horribles personas que hay en los gimnasios.

1 de febrero de 2011

Cesante

Quizás sea necesario especificar que estoy cesante por voluntad propia.
Mi papelito notariado decía "Renuncia Voluntaria"... a veces me pregunto qué otra cosa podría decir: "Renuncia Obligada", "No es una renuncia", "Odio esta pega, me voy"

Si hubiese podido elegir, ese último habría sido mi papel.

O quizás algo más específico como: "Odio mi pega, los cabros son insoportables, no me pagan lo suficiente por lidiar con esto..."

Ayer fue mi último día.


Y hoy me desperté con angustia y aterrada... porque no sé qué hacer cuando no tengo nada que hacer.

¿Soy tan cuadrada? Supongo que es aquí donde se nota que me crió una mujer titulada de Ingeniero Comercial...

Quise hacer una lista de cosas que hacer, pero resultó un poco deprimente:


1.- Ir a inscribirme al gimnasio

2.- Hacer algo de ejercicio en el gimnasio
3.- Ir al supermercado a hacer las compras (y hacer lista de compras)
4.- Llamar a Pepo (y quizás ir a verlo)
5.- Ordenar mi pieza (sí, seguro)
6.- Leer.
7.- Escribir (check!)

Hasta ahora, así va mi vida de cesante...