11 de febrero de 2011

Historia de una silla y mi trasero

Partamos de la siguiente premisa: Mi trasero es plano. Tiene un par de músculos aquí y allá, se podría decir que algo de forma tiene y que no tengo demasiados problemas rellenando la parte trasera de los jeans.
Pero básicamente no hay demasiada carne en esa área (sin importar lo que Pepo siempre me haya dicho... y no me dirá por dos meses...)
Mi trasero es plano.

Ahora que estoy yendo al gimnasio, en parte porque es verano, en parte porque no tengo nada más que hacer y en parte porque no quiere tener que sentarme a pensar que el amor de mi vida podría conocer ala mor de su vida en los próximos dos meses, se me ocurrió ir a la clase de spinning.


Spinning. Hacer bicicleta mientras una joven anoréxica te dicta órdenes y grita como histérica tratando de darte ánimo...


Sé que le he dado 3 oportunidades al spinning anteriormente, y las 3 veces resultaron ser horribles (una de esas veces incluso me fui en mitad de la clase).

Hoy día fui con todas las ganas de que me gustar, pero a los 20 minutos recordé por qué no había caso: la silla de la bicicleta es un crimen contra los traseros planos.

De hecho, un crimen contras los traseros femeninos y ya.

Juro que me salieron callos y ampollas... bueno, no lo juro pero estoy segura que en 3 clases será mi realidad.
¿Quién inventó esas cosas? Estoy pensando una demanda contra ese desgraciado que usó el molde de alguien con demasiado trasero o de una modelo de 40 kilos...

Wow, qué causa sería: "Sin asientos decentes, no hay traseros"


Y aún así, sudé tanto, sentí cómo se derretía la grasa, y eso me hizo decidir que el spinning sería parte de mi rutina, 3 veces a la semana.

¿Quién sabe? Quizás logre sacar suficientes callos como para que el asiento no vuelva a molestarme...

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