15 de febrero de 2011

Números de señoritas

Por lo general después de ver un capítulo de "Sex & the City" me dan ganas de ir a vitrinear zapatos. Enytrar, probármelo todo e irme feliz sabiendo que hay zapatos "fabulosos" que algún día voy a poder comprarme.
Desde chica siempre me han gustado los zapatos. Quizás porque mi peso fluctúa demasiado aunque yo no lo quiera, pero los zapatos nunca me han quedado apretados si tengo algunos kilitos de más.
Por eso me encantan (y las carteras también, pero eso es un tema diferente)

Pero el peor recuerdo que tengo de cuando estaba recién acostumbrándome a la pubertad, tiene que ver con zapatos.

Fui a una tienda que permanecerá anónima (salvo para mi círculo más cercano que me ha escuchado contar la misma historia una y otra vez) a comprar zapatos para una fiesta.
Yo tenía 14 años, e inocentemente tomé unos botines negros con muy poquito taco (a esa edad ya medía 1,70 y era más alta que TODOS mis compañeros, ergo nadie quería bailar conmigo en fiestas salvo Lalo) y me dirigí a una de las vendedoras:

-Disculpe, ¿tendrá estos en 39?


Me miró con cara de sorpresa. Se rió medio segundo y me miró muy seria, como si se acabara de dar cuenta de que no le estaba contando una broma.


-Lo siento... pero aquí sólo hacemos zapatos en números de señoritas.


Me dejó un poco descolocada unos segundos. Levanté las cejas y la miré fijamente. 

Podría haberle dicho un montón de cosas: "¿Qué sabe usted de ser señorita si con suerte sabe de modales?", "Una señorita no usaría ese escote", o incluso el clásico: "Métaselo por su trasero de señorita entonces, seguro le queda".
Pero no. La miré con dolor (pensé que era todavía mejor que la rabia) y dejé caer el zapato en el suelo. Toda la tienda nos miró. 

-Ups-dije mientras caminaba a la salida-supongo que una señorita lo recogería... así que me voy.


Nunca más volví a esa tienda.

Ahora me acostumbré a escuchar: "Lo siento, ese viene sólo en números chicos". Mucho más respetuoso; y yo como la señorita que soy, sonrío y maldigo a las fábricas en mi cabeza por no pensar en las mujeres de pies grandes.

1 comentario: